viernes, 5 de diciembre de 2014

DE LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA.

"Si fuéramos los únicos en este Universo, 
sería un gran desperdicio de espacio"
Carl Sagan



FOTO: ISAI ALVARADO.


Eso es lo bello de las fotografías, parecen detener el tiempo, congelarlo, muchas veces quisiéramos poder hacerlo, siempre miro la imagen y me parece que se trata de una especie de mal augurio, una calle tan transitada como lo es 27 de Febrero, justo en ese momento, estaba casi en calma, pocos autos en movimiento, poca gente en las banquetas, una camioneta  a lo lejos y un autobús detrás en el arroyo vehicular que en ese momento está casi seco, de autos.

Y qué decir de la luz, seguramente es de tarde, el sol está cayendo, me lo dice la sombra del auto, y esa lámpara solitaria que compite contra la poca luz que asoma al horizonte, los autos a los costados de las banquetas testigos inmóviles que lo que vino después.

Muchos dirán que estoy loco pero podría jurar que la calle en ese momento presentía todo, luce triste, su sexto sentido le indicaba que pasaría, es posible que hasta un tufo premonitorio a la muerte le causara nauseas provocando uno que otro bache en su geografía de piel asfaltada.

Aquí es donde compruebo que la sabiduría popular es infalible cuando se trata de la utilización de sus dichos, porque si bien después  de la tormenta viene la calma, esta imagen ejemplifica que antes de la misma, la calma está presente también, como esperando a ser descubierta, delatada e interpretada por quien la pueda descubrir, lo suficientemente a tiempo como para librarse de los sucesos que le preceden.

Yo no la supe interpretar, la calma, y cuando revisaba en mi cámara digital la foto que acaba de tomar sentí en las plantas de mis pies un temblor que se comenzaba a incrementar con forme pasaban los segundos, miré en todas direcciones como buscando a alguien que me confirmara lo que era evidente, estaba temblando, las alarmas de los carros comenzaron a sonar sin control, los cristales de las vitrinas en las tiendas se fracturaban ante la fuerza de las vibraciones, y luego un silbido que fue creciendo en intensidad, busqué de dónde provenía solo para descubrir un artefacto volador envuelto en llamas que perdiendo su batalla contra la gravedad iba dejando una estela de humo para luego impactarse con fuerza descomunal justo en el punto donde se cruzaban las calles 27 de Febrero e Independencia de la Col. Centro, la energía liberada por el  impacto de aquel artefacto volador con la casona que estaba en esa esquina me proyectó algunos metros, me golpee la cabeza, no sé cuánto tiempo estuve inconsciente, solo recuerdo que mi primer pensamiento al abrir los ojos fue el de tomar una foto, mi cámara estaba desecha, entonces busque la de mi celular, este se había apagado, maldije los aparatos digitales, añoré las cámaras análogas, pero tiempo después se supo que ningún aparato electrónico funcionó a 10 km a la redonda ese día desde la hora del “accidente”, los curiosos más valientes comenzaban a arremolinarse en torno a lo que parecía ser un OVNI,  un vagabundo que deambulaba siempre por la zona comenzó a gritar que quería que se lo llevaran con ellos, los presuntos visitantes del espacio, y cuando tocó parte de los restos fue desintegrado, luces extrañas salían a amanera de rayos, como en las películas, me oculté como puede, entendí eso como una manera de eliminar testigos porque todo aquello que caminara en ese momento fue hecho polvo, la cosa no paró ahí, nuevamente comenzó a temblar un sonido vibratorio como de cosas retumbando se comenzó a escuchar y entonces justo sobre el OVNI siniestrado apareció otro, no supimos cuando tiempo llevaba allí, al parecer usaba una especie de camuflaje óptico porque no lo percibimos, entonces alguna fuerza invisible removió los restos del artefacto dañado y se elevaron juntos hasta volverse un punto en el cielo para después desaparecer como estrellas fugaces.

Salí de mi escondite para correr hasta el lugar solo para descubrir que en  el lugar donde se supone que se había estrellado el OVNI se encontraban una pipa de gas en llamas y un auto compacto hecho añicos, había sido testigo de algo extraordinario y no tenía evidencias de lo ocurrido, traté de conservar la calma, no había nadie alrededor, me quedé en shock , atónito ante tal evento de otro mundo, cuando reaccioné un rescatista me tomaba por los hombro y me pedía recostarme  en una camilla, después recuerdo el interior de la ambulancia, un hospital, y después de eso horas y horas de terapia.


Hoy regreso al mismo lugar, bajo el brazo traigo mis recortes de periódicos con el encabezado del periódico notarojero por excelencia: PUTAZO EN EL CENTRO,  me siento en un café cercano esperando a que “ellos” regresen por algo que hayan olvidado, es la primera vez desde el suceso que vuelvo a aquel lugar, las reparaciones no han terminado, entonces contemplo la calle, de repente la angustia me invade, siento que el tiempo se detiene, todo luce igual que aquel día, es como una fotografía, entonces una vibración familiar confirma mi teoría, soy un cabo suelto, una luz me rodea, un cosquilleo, luego dolor, oscuridad y…

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